Hace días que no puedo dejar de sentir humedad al pensarLe.
Y notar como esa humedad se vuelve desesperación.
Y la desesperación se torna deseo irrefrenable.
Mi cuerpo se revela contra mis pensamientos.
Deseo darme placer hasta quedar exhausta.
Pero no debo.
No puedo.
Necesito Su orden para poder hacerlo.
O Sus manos para rendirme al placer más exquisito que jamás nadie ha conseguido darme.
Espero paciente Su orden,
mientras siento mi cuerpo desesperar.
Saludos, lo pongo aquí pero lo debería poner en todos tus escritos ¡ son tan bellos !
ResponderEliminarGracias por compartirlos